Sus nuevas instalaciones ofrecen un
mucho más amplio espacio que el viejo museo, con un ambiente
acogedor y moderno al mismo tiempo.
El excepcional contenido, tanto en obra
fotográfica como en cámaras, equipos, accesorios y todo tipo de
artículos relacionados con la fotografía, abarca desde los primeros
pasitos hasta la actualidad, con un recorrido por las diferentes
épocas, estilos y técnicas que ha desarrollado este peculiar medio
artístico y documental, desde hace 150 años.
Se echa de menos al entrañable
director-portero-guía del recóndito antiguo museo (alojado en una
casita de rural entorno, a las afueras de la ciudad) y su trato
cercano y afable, pero tal vez vale la pena pagar los 5€ (casi el
doble que antes) por disfrutar del espléndido local y su
interesantísima colección, presentada al público, por fin al
completo, desde agosto de 2013.
Cabe destacar, en su nivel inferior, de
los tres con que cuenta el edificio, la colección del recientemente
fallecido fotógrafo lipsiense de la vieja escuela de la RDA, Günter Rössler, especialmente reconocido por su obra dentro de la
Aktfotografie, o fotografía de desnudo y erótica de la antigua
República Democrática Alemana.